El Vaticano implementará una serie de reformas en los ritos funerarios del Papa Francisco, quien falleció este lunes, marcando un contraste con tradiciones centenarias.
Según el nuevo Ordo Exsequiarum Romani Pontificis revisado por el pontífice en 2023, su cuerpo será vestido con ornamentos rojos y colocado en un sencillo ataúd de madera con revestimiento de zinc —eliminando los tres féretros tradicionales— antes de ser expuesto en la Basílica de San Pedro.
En un giro significativo, Francisco será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, donde reposa el icono mariano Salus Populi Romani, en lugar de las grutas vaticanas.
El proceso incluye la redacción del “rogito” (documento que resume su pontificado) y nueve días de luto antes del cónclave, reflejando su visión de un papado austero.
El cardenal Kevin Farrell, como camarlengo, supervisará la transición hasta la elección del sucesor.
