Hoy se cumplen diez días de la muerte de Guillermo, el hombre ciego que por accidente cayera a las vías del Tren Ligero en la estación El Refugio de la Línea Uno.
Y si bien, en algunos puntos las cosas han cambiado en atención para personas débiles visuales, en otras no, explica Vicente, compañero de Guillermo, quien por ejemplo asegura que muchas estaciones de la Línea Uno, los parlantes no funcionan.
“En el cerro del Tesoro no las tiene, en Isla Raza tampoco no la tiene y por ejemplo en algunas estaciones sí los vigilantes están distraídos”.
Vicente, ciego de nacimiento y quien se dedica a vender chicles y mazapanes en las calles de la ciudad, sólo espera que las nuevas administraciones municipales den mayor atención a la comunidad ciega. (Por José Luis Jiménez Castro)