Las importaciones de gasolina y diésel desde Texas hacia México están prácticamente detenidas ante el reforzamiento en las inspecciones aduanales implementado por el gobierno mexicano para combatir el ingreso irregular de combustibles.
Desde hace dos semanas, el cruce terrestre permanece paralizado para este tipo de carga, lo que afecta a distribuidores que reportan una caída repentina en la demanda por parte de sus clientes.
México es el principal comprador de combustible estadounidense, con más de un millón de barriles diarios importados, por lo que esta medida podría impactar tanto el abasto nacional.
