Autoridades federales y estatales lograron recuperar una extensa zona de Sonora que desde 2019 estaba bajo control de “Los Pelones”, grupo ligado a Los Chapitos.
Se trata de un territorio de 90 mil hectáreas con 42 ranchos y dos minas, que había sido tomado por el crimen organizado.
Durante el periodo de ocupación, las actividades productivas como la ganadería, la agricultura y la cacería cinegética fueron interrumpidas, y los ranchos quedaron saqueados o destruidos.
A partir de su liberación, algunos propietarios han comenzado a regresar y reactivar sus propiedades, incluso retomando la atención a turistas en busca de caza de venado.
