Una buena entre tantas malas.
Policías municipales de Tala salvaron la vida de un niño, de siete meses de edad, que estuvo muy cerca de morir por asfixia.
Todo ocurrió cuando los patrulleros de la unidad T-30 se encontraban sobre la avenida de Los Arroyos del populoso fraccionamiento Ruiseñores.
Al lugar llegó muy apurada la señora Edith Berenice Arreola, quien, con su hijo de siete meses en brazos, le pidió ayuda a los policías municipales.
El niño se había metido a la boca una pequeña pulsera artesanal que se le atoró en la garganta.
De inmediato el policía, Agustín Rojas, tomó al niño entre sus brazos y con los primeros auxilios consiguió que el menor expulsara la pulserita.
De inmediato el niño pudo comenzar a respirar con normalidad y sus padres lo llevaron a un hospital para ser valorado donde se le reportó fuera de peligro.
Hoy este niño vive gracias a un policía que supo qué hacer. (Por José Luis Escamilla)