El peso mexicano cerró en 19.67 unidades por dólar en los mercados internacionales, una depreciación del 1.89 por ciento, su mayor caída desde el 7 de junio pasado.
Este retroceso fue impulsado por la expectativa de que el Banco de México recorte su tasa de interés, así como por factores internacionales como el fortalecimiento del dólar ante la posibilidad de una huelga en los principales puertos de la costa este de Estados Unidos.