En medio de una tarde que seguramente quedará para los anales de la historia, el maestro navarro Pablo Hermoso de Mendoza se despidió en Guadalajara de los ruedos, en lo que fue la última tarde de su carrera luego de 25 años de trayectoria. Con tres orejas y la fortuna de ver a su hijo conquistar la Nuevo Progreso, el español se fue a hombros ante una afición tapatía rendida a sus cabalgaduras.
“La he soñado de muchas maneras, pero nunca me atreví a soñarla tan alta, triunfar yo, ver ahora que el relevo se queda con esta fuerza que la gente disfrutó con él que bramó, vi una plaza de Guadalajara como nunca la había visto una corrida de rejones, ¿no?”.
El triunfo de la dinastía Hermoso de Mendoza acabó conquistando a Guadalajara luego de que Guillermo indultó al segundo de su lote, en una faena llena de emotividad, temple y valor. Por su parte Fauro Aloi demostró oficio y calidad con ceñidas cabalgaduras tanto en su primero como en su segundo, sin embargo, se fue en blanco, aunque con una actuación destacada. (Por Edgar Flores)
