El sur de California recibió lluvias que ayudaron a contener incendios como los de Palisades, Eaton y Hughes, aunque aumentaron el riesgo de flujos de lodo y cenizas tóxicas en áreas quemadas.
Las tormentas interrumpieron una sequía extrema, pero las zonas afectadas por incendios recientes, como Altadena y el lago Castaic, enfrentan advertencias de inundación.
Equipos locales trabajan en reforzar pendientes y limpiar cuencas para mitigar riesgos ambientales y de salud derivados de cenizas tóxicas.
Autoridades instan a la población a extremar precauciones ante la posibilidad de deslaves y contaminación en zonas residenciales afectadas.