En respuesta al ataque con más de 180 misiles, Israel anunció represalias con bombardeos dirigidos a instalaciones nucleares y petroleras de Irán, además de solicitar una reunión de emergencia en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Irán, por su parte, cerró su espacio aéreo y suspendió todos los vuelos.
La Guardia Revolucionaria iraní aseguró que el 90 por ciento de sus misiles alcanzaron objetivos clave, entre ellos, los relacionados con la planificación de asesinatos de líderes de Hamás y un general iraní.