El matador de toros Diego San Román, se convirtió este domingo en el triunfador absoluto del serial de reapertura de la plaza de toros Nuevo Progreso de Guadalajara. Con un total de tres orejas y su salida a hombros por la Puerta Grande, una vez más el queretano conquistó a la afición tapatía.
Con su primer astado, Diego regaló una interesantísima faena cuajando tandas por ambos lados e incluso por momentos ligando pases en redondo que sencillamente pusieron al público de pie. Con temple, valor, técnica, pero sobre todo con el corazón por delante, San Román arrancó la primera oreja de su lote.
El clímax vino con su último toro, es decir el sexto de la tarde. Un toro al que simplemente el de Querétaro le inventó una faena, echando mano de la sensatez e inteligencia delante de los toros que le caracteriza, pisando terrenos comprometidos y con una faena de tesón, que finalmente acabó regalándole a la afición los momentos más emblemáticos de la corrida. El segundo de su cuenta lo despachó de estoconazo en sitio que le valió merecidamente las dos orejas.
“Es una cosa divina que esta gente se emocione y les pueda transmitir lo que yo siento es una bendición de Dios. Te lo juro que fue el espíritu Santo, es que dije lo tengo que matar, tenía un mal sabor del primero y te juro que dije espíritu Santo ayúdame a matarlo”.
Por su parte para el hidrocálido Juan Pablo Sánchez fue una tarde contrastante. Destacó con el que abrió plaza, toro al que le cuajó tandas de mérito, pero con el que no pudo encontrar el triunfo debido a fallos con el acero. El segundo fue un toro que no regaló opciones y se tuvo que ir en blanco.
Ginés Marín tuvo una actuación de opiniones divididas, especialmente con el segundo de su lote, un toro bravo que exigió poder y con el que no pudo acomodarse para fincar faena, despachándolo de entera en sitio, pero ante el reclamo de la afición por abreviar su faena. (Por Edgar Flores)
