Nadie le cuenta a Alejandro Garduño qué es padecer las altas temperaturas, ya que desde hace 15 años trabaja bajo los rayos del sol haciendo la jardinería para una empresa privada, que en esta ocasión le asignó el mantenimiento en una glorieta del poniente de la ciudad.
“Pues muy mal con el calorón pero pues tenemos que trabajar. Tenemos que trabajar si no, no comemos, ¿qué hacemos? -Ustedes, ¿a qué hora empiezan?- Pues desde las 8:00 de la mañana a las cinco de la tarde. Una jornada larga -¿Y han sentido las temperaturas más altas que años anteriores?- La verdad sí, mucho, mucho, mucho calor, mucha resolana, demasiado”.
A las 12:36 el sol pega con toda su fuerza, pero Alejandro continuará con el mantenimiento de la glorieta por alrededor de dos horas más.
Desde las 8:00 de la mañana, él forma parte del ejército de hombres y mujeres que trabajan a la intemperie para que esta ciudad funcione. (Por Gricelda Torres Zambrano)