El primer ministro británico, Keir Starmer, instó a sus homólogos europeos a reforzar las fronteras y el respaldo a Ucrania, esbozando un plan para lograr la paz con Rusia.
Propuso mantener la ayuda militar, intensificar sanciones contra Moscú y asegurar que cualquier acuerdo respete la soberanía ucraniana.
Su liderazgo en la cumbre europea ha sido elogiado, consolidándolo como un aliado clave de Kiev. Además, anunció un aumento del gasto militar británico y un financiamiento de dos mil millones de dólares para suministrar misiles a Ucrania.
Por su parte, Zelenski reiteró que no cederá territorio y se mostró dispuesto a retomar acuerdos con Estados Unidos.
