La calificadora Moody’s modificó la perspectiva de México de “estable” a “negativa” ante la percepción de debilitamiento de la elaboración de políticas y un entorno institucional que corre el riesgo de socavar los resultados fiscales y económicos.
Explicó que el deterioro en los objetivos de deuda y mayor rigidez del gasto público dificultan la consolidación fiscal, tras el aumento del déficit observado este año de más del 5 por ciento en la economía.
Argumenta que esto se ve limitado a consecuencia de una serie de reformas implementadas o anunciadas por el actual gobierno.