Representantes de la Iglesia católica en Coahuila, Querétaro y Guanajuato han abierto la puerta para ser mediadores con el crimen organizado.
Pese a la disposición, la mayoría de los obispos y sacerdotes aseguran no haber tenido la necesidad de tratar directamente con los cárteles de la droga y bandas delictivas locales, como ocurrió en Guerrero, asegura el representante de la Diócesis de Saltillo, Coahuila, Jorge Guzmán.
Por su parte, Martín Lara, de la Diócesis de Querétaro, afirma que se mantiene una vocación mediadora con todos los sectores de la entidad, pues entre las labores de la Iglesia está garantizar la paz.