La saña de los grupos de la delincuencia organizada derivó en técnicas de exterminio masivo que incluyen el desmembramiento de las víctimas. Según datos obtenidos a través de transparencia, en los últimos cinco años, de los 21 mil 512 cadáveres recibidos en la instalación del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, menos del 1 por ciento son cuerpos que pudieron ser reconstruidos.
En este lustro, sólo 129 víctimas mortales pudieron ser reconstruidas a partir de la integración de 535 segmentos anatómicos.
Las labores de integración de estos restos se complican también por la alta dependencia a las pruebas genéticas y el poco uso de otras pruebas periciales. De los más de 20 mil cuerpos identificados en los últimos años, 95 por ciento de ellos se les realizó perfil genético, mientras que por el laboratorio de dactiloscopia fueron sólo 17 por ciento de los cuerpos y sólo al 22 por ciento dictámenes odontológicos. Expertos señalan que estas dos pruebas tienen aun mayor certeza que las pruebas genéticas para la identificación de cuerpos. (Por Héctor Escamilla Ramírez)