Cuando se trata de ayudar no hay límites que lo impidan y así lo demostró el padre Jorge que esta mañana se bajó de su carro en pleno Periférico, cruzó tres carriles de circulación, brincó una zanja de un metro de ancho y confesó al joven que fue atropellado por una unidad del Peribús en Periférico Norte.
Con total soltura el sacerdote dijo que lo hizo porque es su deber.
“Es mi ministerio. El hecho de que yo tengo entendido que nuestra vida está aquí de paso y que pues este hermano está a punto sino es que ya lo hizo de transitar a la presencia de Dios, entonces que lo pueda hacer encontrándose en su gracia porque finalmente pues para eso vamos todos y que mejor que presentarnos ante Dios nuestro señor arrepentidos de nuestros pecados”.
Dice el padre Jorge que es la primera vez que debe confesar en la calle a una persona que murió en estas condiciones, pero asegura que sin dudarlo lo volvería a hacer cuántas veces sea necesario. (Por José Luis Escamilla)