El sacerdote de la parroquia de San Carlos Boromeo en la calle de Azucena, donde este miércoles se registró una explosión, tenía conocimiento que se lanzarían explosivos desde el campanario, pero desconocía quienes subieron para lanzarlos.
De los cuatro heridos, jóvenes entre los 15 y 20 años, uno será dado de alta hoy, uno está estable y otro está grave. La explosión ocurrió durante la visita de la Virgen de Zapopan.
El vocero de la Arquidiócesis, Antonio Gutiérrez Montaño, señaló que el párroco es responsable de su parroquia y su comunidad e insisten en qué los sacerdotes no sea quienes promueven el uso de la pirotecnia .
“Nos mantenemos en lo que señalan los reglamentos, también en las indicaciones que ya los dos, por lo menos los dos, al menos el anterior y el actual arzobispo han señalado de que evitáramos”.
Señaló el vocero que esperaran los dictámenes de Protección Civil para determinar si el campanario presenta algún tipo de daño estructural tras la explosión. (Por Héctor Escamilla Ramírez)