El presidente Donald Trump inició su segundo mandato con una agresiva política migratoria, declarando estado de emergencia nacional en la frontera con México y firmando múltiples decretos que endurecen las leyes de inmigración.
Según la Casa Blanca, 538 migrantes fueron arrestados y cientos deportados en aviones militares en lo que describen como “la mayor operación de deportación de la historia”.
Sin embargo, estas acciones han generado críticas por presuntas violaciones de derechos humanos, incluyendo detenciones sin orden judicial y medidas que afectan a solicitantes de asilo.
Organismos internacionales y líderes locales han condenado la retórica y las políticas de Trump, advirtiendo sobre posibles implicaciones legales y humanitarias.